Sábado 01 de abril de 2023 - Edición Nº365

Combustibles

PABLO ROMA / PERIODISTA DE TEMAS ENERGETICOS

Los surtidores y su rol clave en el negocio de los combustibles

Constituyen un pilar esencial para el funcionamiento de las estaciones de servicios. Precios, repuestos escasos, controles periódicos y los cambios que vienen.


La gran mayoría de los componentes que poseen los surtidores y bombas dispensadoras son importados, lo que generó en los últimos tiempos demoras y postergaciones en materia de mantenimiento y renovación de los aparatos.

Los dueños de estaciones de servicios no solamente se enfrentan con el desabastecimiento y los desfasajes de precios impuestos por el gobierno y las petroleras, sino también con serias dificultades económicas para poder sostener su estructura de costos.

Uno de los más importantes puntos a tener en cuenta en el negocio estacionero es el referido a los surtidores de naftas, gasoil y GNC; los principales protagonistas de la actividad. Estos equipamientos deben cumplir con reglas estrictas de seguridad y cuidados tecnológicos para poder obtener y mantener la habilitación para funcionar.

Para ello, necesita de controles periódicos y de un mantenimiento constante que insume repuestos, gastos de mecánicos, técnicos especializados y demás conceptos relacionados con las reparaciones y remplazo de piezas y componentes.

Hoy en día, un surtidor nuevo de combustible líquido, stándar y equipado con cuatro mangueras tiene un precio que ronda los US$ 45.000. Los repuestos, por su parte, también se cotizan en la moneda estadounidense debido a que el 80% de las partes internas se fabrican en el exterior.

Para un surtidor de GNC, el precio de mercado se ubica entre los US$ 30.000 y US$ 45.000 según la cantidad de dispensadores de cada equipo. Vale destacar que en breve también comenzarán a instalarse los denominados “picos de alto caudal” destinados al reabastecimiento de los camiones y buses modernos a GNC que ya circulan por las rutas argentinas.

En ese caso, se están remodelando los surtidores tradicionales o bien incorporando nuevos para reducir el tiempo de recarga que hoy ronda los 30 minutos en unidades pesadas a 4 o 5 minutos en un futuro cercano.

“Aquí nos encargamos del armado del surtidor, la venta instalación y mantenimiento”, señaló a TRANSPORTE Y LOGISTICA el empresario Alfredo Bizana , director de la firma Obras Generales SRL, que presta servicio para la petrolera Puma y demás estacioneros particulares.

Bizana destacó que los surtidores pueden tener una vida útil de más de 20 años y explicó que con la crisis económica, creció geométricamente la modalidad de arreglos de los repuestos originales, los cuales se reparan en tornerías y de manera más artesanal.

Si bien las normativas de habilitación de un surtidor las regula el Estado a través de la Secretaría de Energía, las compañías petroleras tienen sus propias preferencias sugeridas para su red de operadores en cuanto a los modelos y tecnologías que deben funcionar en sus estaciones específicas.

Para ello, en el momento de celebrar el contrato de embanderamiento las petroleras ofrecen un plan de crédito al expendedor particular destinado a la adquisición de los surtidores preferidos por la marca. En algunos casos, esa ayuda llega en el momento de la renovación del acuerdo para que el estacionero pueda ambiar sus equipos más antiguos por otros más modernos.

Los detalles técnicos exigidos para la habilitación de un surtidor están contemplados en las resoluciones 1102 y 1104/2004, de la secretaría  de Energía que, básicamente, incluyen todo lo relativo a la seguridad y sellado de las bombas para evitar vapores, derrames o incendios.

Además, de acuerdo con lo que establece el decreto 788/2003, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) tiene a su cargo la verificación periódica de los instrumentos y mecanismos de medición.

“Por ese control, que se realiza una vez al año, tenemos que abonar un arancel de $ 1.600 por cada manguera de surtidor”, indicó la presidenta de la Cámara de Expendedores de Combustibles del Interior de la Provincia de Córdoba (Cecipco), Marisa Centenaro.

Agregó que el INTI audita que efectivamente cada litro o metro cúbico de combustible que se despacha sean los que marcan los visores. Según Centenaro, esa verificación, que se ha ido perfeccionando en los últimos años, constituye una doble garantía de peso, tanto para los expendedores que tienen que cumplir con las exigencias de calidad de las petroleras, como para los usuarios que cargan sus tanques con las cantidades exactas que indican los surtidores.

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